Rutas

Embalse del Burguillo: Ibiza a tiro de piedra.

La visita al Embalse del Burguillo durante el verano es un éxito asegurado. Conocido por ser el pantano más antiguo de España y el más grande de Ávila, nos ofrece zonas muy chulas para que los madrileños nos quitemos el mono de playa. Nosotros estuvimos en lo que algún cachondo bautizó como Cala Ibiza seguramente después de beberse un par de caja de botellines.

Entre Madrid y el embalse hay aproximadamente unos 117 km. Para llegar deberás tomar la M-40 hacia la M-501 en dirección a las Navas del rey. Desde aquí deberás coger la N-403 en camino hacia Barraco, hasta llegar al embalse. Hay alguna curva pero el paisaje y la carretera es sencillamente espectacular.

Nosotros hicimos nuestra primera parada en el Charco del Cura, un pantano artificial debido a la presa, que forma una zona de baño natural. El agua es cristalina y está bastante fría, lo que hace que sea perfecta para refrescarse en verano. Además, el entorno natural es impresionante, rodeado de árboles y montañas. No había mucha gente, estaba muy limpio y nos pegamos con Rejas un baño estupendo. A pesar de ser un galgo, le encanta el agua aunque al salir tiemble siempre de frío.

Después de refrescarnos de lo lindo nos dirigimos hacia Barraco dejando atrás una carretera con un paisaje espectacular. Al llegar a embalse pudimos ver un número razonable de caravanas y furgonetas en una explanada muy amplia y bonita con vistas a lo que se denomina Cala Ibiza.

Nos pareció un paisaje muy bonito y a pesar de que tuvimos que recoger algo de basura alrededor de donde aparcamos (siempre lo hacemos) estaba todo muy limpio y cuidado. Gente pescando, nadando o mirando los barquitos que pasaban a cada rato, perretes corriendo por la playa… ¡una estampa idílica!. La verdad que un sitio muy tranquilo y bonito.

Aparcamos la furgoneta en el mejor lugar que encontramos con vistas al agua y dejamos todo preparado para cenar y poder disfrutar del anochecer. La temperatura era ideal y la gente se iba yendo a medida que se acercaba la noche.

Después de cenar la temperatura cayó y tenemos que reconocer que en pleno mes de Julio pasamos algo de frío esa noche hasta el punto de tener que cerrar todas las ventanas de la furgoneta.

Nos levantamos, desayunamos y pasamos la mañana en la playa con Rejas tirándole palos para que fuese a buscarlos dentro del agua. ¡Le faltó bucear!. Este perro puede hacer la competencia a Mireia Belmonte.

Cuando terminamos de refrescarnos y se acercaba la hora de comer, decidimos ir a dar un paseo por El Tiemblo en busca de las típicas patatas revolconas que Ari no había probado todavía y una hamburguesa que recordaba exquisita de mis tiempos de adolescencia de un bar que se llamaba Chaplin que resultó estar cerradísimo.

Terminamos por volvernos a casa sin haber comido por una ruta que nos marcó el GPS y que nos evitaba al parecer un atasco de narices.

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