Nosotros cuando viajamos no queremos perder el tiempo cocinando y preferimos invertir ese tiempo en excursiones y paseos. Para ello, solemos recurrir a las latas de conservas siempre que el viaje no sea demasiado largo. Con la oferta actual del mercado y la ayuda de los conocimientos de Ari en Dietética y Nutrición es sencillo elaborar un menú completo y equilibrado, sólo con abrir unas latas o destapar unos botes.
Normalmente asociamos las latas a comer algo rápido y triste pero hoy en día la oferta es infinita y podemos comernos desde unas humildes judías a auténticas delicatessen elaboradas por chefs de prestigio. Todo depende de lo elaborados que queramos hacer los platos y de lo que nos queremos gastar.
Ya os adelantamos que vamos a tardar más en colocar las latas en la furgoneta que en comérnoslas. El espacio en la furgoneta es de vital importancia y las latas nos permiten llevar una gran cantidad de comida en poco sitio y no necesita ningún tipo de refrigeración. Ésta es otra de las ventajas que tienen.
Lo ideal sería que preparaseis el menú con antelación teniendo en cuenta que hay que meter proteína, hidratos de carbono y verduras en cada plato. Seguramente que no vayáis a llegar a las cantidades recomendadas pero podéis comer bien y sano durante un viaje de 5-6 días.
Como proteínas, nosotros solemos tener siempre atún, caballa, sardinas, pollo e incluso salmón. La opción más saludable de todas estas conservas es al natural. Hace poco descubrimos que el chili con carne es una opción a tener en cuenta ya que está muy bien para cambiar un poquito esos sabores que a veces parecen que se quedan un poco planos con las latas al natural. Las latas albóndigas de pollo con guisantes son otra opción válida.
Para las comidas también solemos meter algún día legumbres como lentejas o garbanzos con verdura que también son una gran fuente de proteínas y aportan fibra.
Como hidratos de carbono nosotros le pegamos mucho a los botes de patata cocida y champiñones.
Ahora toca hablar de verduras en lata. No saben igual que cuando están frescas pero hay una gran variedad de conservas que permiten comer de forma gustosa. Nuestras mejores opciones son las judías verdes planas, la menestra y los pimientos en tiras.
¿Y la fruta?. Si tuviésemos que recomendaros una sería la piña en su jugo. No es lo mejor pero algo de fruta es mejor que nada y seguro que tarde o temprano encontraréis en vuestra ruta algún pueblecito para comprar alguna fruta que no esté muy madura para que aguante el viaje.
Para finalizar, no os vayáis a pensar que siempre comemos en lata. A nosotros nos gusta comer o cenar fuera algún día y probar la gastronomía local, ¡y os aseguramos que lo hacemos! Hay tiempo para todo, pero llevar nuestras conservas es realmente un ahorro y sobre todo la libertad de poder parar donde queramos a comer sin depender de nada ni de nadie.